NUEVAS PERSPECTIVAS

La sociedad postindustrial en la que actualmente estamos inmersos ya no está estructurada en torno a la producción de bienes sino que se encuentra organizada en torno a la producción y reproducción de imágenes y de signos, lo cual implica que en estos momentos nuestra vida social y cultural está determinada principalmente por la forma en la cual generamos identidad en base al proceso de apropiación de las imágenes, códigos y modelos, los cuales finalmente definen cómo se consumen y se usan los bienes y como nos percibimos a nosotros mismos y nos relacionamos con otras personas, todo esto paradójicamente ya fue anunciado por el filósofo y escritor Guy Debord [1] en su obra La Sociedad del Espectáculo de 1967.

Toda la vida de las sociedades en que reinan las condiciones modernas de producción se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes era vivido directamente se ha alejado en una representación.

Guy Debord [1]

La continua producción y reproducción de imágenes y signos de nuestra sociedad postindustrial ha creado como efecto concreto la perdida y la degradación del significado original de los signos, así como también el cambio y la adopción de nuevos significados en la medida que se genera su proceso de apropiación cultural, conjuntamente con el fenómeno de la naturalización de códigos que nos impiden ver o interpretar los signos desde una perspectiva diferente en la medida que nos mantengamos pasivamente como simples observadores dentro de este plano puramente visual en el que nos encontramos ahora inmersos, lo cual genera un contexto claramente limitante al desarrollo de nuevas ideas y propuestas, esta situación ha causado un impacto directo en la arquitectura y en la forma como interpretamos el espacio arquitectónico.

Los excesos de supermercados de estilo dórico, bares Bauhaus y condominios góticos han vaciado el lenguaje de la arquitectura de significado. El exceso de significado carece de significado.

Bernard Tschumi [2]

La producción y reproducción de modelos desde un enfoque puramente formal y visual sin un contenido conceptual ha sido lamentablemente una practica arquitectónica extendida que ha contribuido sustancialmente a la pérdida del significado de la arquitectura al restringir el ejercicio arquitectónico al ámbito meramente formal, perdiendo por tanto una vinculación con la creación y validación de nuevos significados, lo que nos ha llevado sin dudas al estado en el que nos encontramos ahora, Sin embargo, dentro del contexto del estudio de las transformaciones sociales propias de la postmodernidad, uno de los aportes fundamentales al estudio de la cultura y del lenguaje realizados por Jacques Derrida [3]  a través del postestructuralismo consistió justamente en el cuestionamiento de la supuesta estabilidad y orden jerárquico en la estructura del lenguaje y de los signos, lo cual ahora nos permite comprender que en esencia, como todo signo, el espacio no es otra cosa que nuestra propia interpretación de éste, y que su significado por tanto no es algo fijo e inmutable, sino que es un constructo que es cambiante en el tiempo, y también en consecuencia nos permitió comprender que en todo lenguaje, incluido también el lenguaje arquitectónico, los signos no son signos de, sino signos entre, esta nueva forma de conceptualizar tanto el lenguaje en general, como  también el lenguaje arquitectónico en particular, visualizándolo ahora como una estructura que no es jerárquica y que por tanto es dinámica y cambiante en el tiempo nos abre sin dudas nuevas perspectivas, porque dentro de nuestro ejercicio profesional nos permite recuperar y generar una codificación de nuevos significados para la arquitectura acordes a la nueva realidad que estamos viviendo ahora.


Notas

[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Guy_Debord

[2] https://es.wikipedia.org/wiki/Bernard_Tschumi

[3] https://es.wikipedia.org/wiki/Jacques_Derrida

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